jueves, 24 de mayo de 2012

RÍO+20: entrega 3


¿ECONOMÍA VERDE? ¡NO, GRACIAS!

Uno de los objetivos centrales de esta cumbre, de parte de los países industrializados, es promover “la gran transformación tecnológica verde” como clave para la supervivencia de nuestro planeta.

Los promotores de esta idea, recogidas en el proyecto TEEB[1], vislumbran un futuro post-petrolero en el que la producción industrial (de plásticos, sustancias químicas, combustibles, fármacos, energía, etc.) dejará de depender de los combustibles fósiles[2] para derivarse de materias primas biológicas transformadas mediante plataformas de alta tecnología.

Es decir, TODAS las materias primas (ya no sólo minerales, madera o combustibles, sino también algas, plantas, fondos marinos, suelos, TODA la biomasa[3]) se podrían “transformar en algo productivo”, por lo tanto, habrá competencia por ellas, se les otorgará un valor y tras él, un precio. En las presentaciones del proyecto TEEB (que promueve la introducción al mercado de aspectos de la biodiversidad y de los ecosistemas que no estaban en él), Pavan Sukhdev, su coordinador y director del Deutsche Bank, sostiene que aquello que no se mide no se puede gestionar (o sea hacer negocio). Es lo opuesto del pensamiento de los pueblos tradicionales que realmente conocen y gestionan la biodiversidad desde hace milenios. Un comunero wixarika decía sobre su maíz y la biodiversidad que lo acompaña: si lo cuento no alcanza, así que no lo cuento y siempre alcanza.


Por otro lado, el proyecto TEEB (www.teebweb.org), fundante de lo que están llamando hoy economía verde, incluye incorporar en su desarrollo a una pequeña parte de quienes conocen los territorios, como empresarios de la biodiversidad. Es decir, venderán la ilusión de que todos podríamos ser esa pequeña parte “empresaria” que teóricamente recibirá alguna ganancia, lo que evidentemente generará división y disputas al interior de las comunidades[4].


FALSAS SOLUCIONES: LOS MITOS DEL DESARROLLO

El cambio climático es quizás el aspecto de las crisis ecosistemática que mejor grafica la falta de voluntad política a nivel mundial para avanzar en consolidar los principios que se acuerdan en las cumbres. Hay países como Estados Unidos, principal responsable de la emisión de gases efecto invernadero[5] (25%), que no ha suscrito ninguno de los protocolos y convenios relativos a     esta materia; y por otro lado, las metas de reducción establecidas en el Protocolo de Kyoto, a saber “Las emisiones totales de los países desarrollados deben reducirse durante el periodo 2008-2012 al menos en un 5% respecto a los niveles de 1990”, tampoco se han cumplido. Mientras, se hacen evidentes en todo el globo las consecuencias de la crisis climática, con principal afectación de las comunidades que menos contribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero.

Cuestiones como las “responsabilidades comunes, pero, diferenciadas” y las “falsas soluciones”, dan razón a lo que las organizaciones de la sociedad civil hace tiempo vienen alertando. Los mercados de carbono y los mecanismos REDD (reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación evitada de los Bosques), las energías peligrosas e inciertas como la nuclear, los agrocombustibles, las represas y los transgénicos, sólo son alternativas eficientes para maximizar ganancias.

El problema no es sólo que sean malas ideas y que enmascaren, bajo la noble tarea de proteger el planeta, el maximizar utilidad con su destrucción; sino que, lo que agrava aún más el cuadro, es que todos estos mecanismos, de acordarse como “Las Soluciones” en Río+20, serán implementadas a una escala planetaria, sin aplicar el principio precautorio.

Principio precautorio

El principio, es el número 15 de la Declaración de Río (base del Convenio de Estocolmo) y establece que cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces para impedir la degradación del medio ambiente.

Fuente: Río+20. Ellos en la cumbre… ¡No sigas aguantando! OLCA  y RLS. Santiago de Chile, 2012.

Continuará…

Ver también:


[1] TEEB: En www.teebweb.org dice que TEEb se define como (en español) Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad (TEEB) y agrega que se trata de “una importante iniciativa internacional para llamar la atención sobre los beneficios económicos globales de la biodiversidad, para poner de relieve los crecientes costos de la pérdida de biodiversidad y degradación de los ecosistemas, y para reunir conocimientos en los campos de la ciencia, la economía y la política que permitan acciones prácticas de seguir adelante”.
[2] Combustibles fósiles: petróleo, gas natural y carbón mineral (de piedra). Todos ellos tienen su origen en la “mineralización” de los cuerpos de vegetales o animales, ocurrida hace millones de años atrás; de modo que es un proceso (probablemente) no repetible. Lo concreto es que esos recursos se van agotando a medida que la humanidad los utiliza. Gran parte de la energía que mueve el mundo actual proviene de ellos.
[3] Biomasa: toda la masa proveniente de lo vegetal y de lo animal.
[4] Comentario: A fines de los 70’ y principios de los 80’, el INDAP, organismo de la Dictadura, encargado de aplicar el DL 2.568 que transformó la propiedad colectiva mapuche en individual, a través de sus funcionarios insistía en que los mapuche – por fin – serían definitivamente propietarios de la tierra que habitaban. (Estuve presente en más de una reunión con comuneros y también con funcionarios de INDAP en las que se reafirmaba lo que digo).

Nosotros (los grupos organizados de entonces) sosteníamos que los argumentos del gobierno eran falsos. Lo demostrábamos; pero, toda la maquinaria dictatorial era mucha para contenerla. Además, estaba en riesgo la vida de quienes visitábamos a los hermanos residentes en cada lof.

Sin embargo omitían informar:

-          Que la tierra era nuestra desde antes de la llegada de sus antepasados (los de los funcionarios de INDAP), es decir, de mucho antes de la instalación de la República.
-          Que este Decreto Ley reconocería a cada titular la propiedad del suelo, es decir, sólo la parte que llamamos productiva. Lo que se ubica por debajo de allí – en el subsuelo – no pertenece a ningún mapuche, por decisión de la Constitución Política del Estado de Chile (que no nos reconoce como pueblo) y de las Leyes que emanan y dependen de ella. Todo esto decidido por el sistema capitalista que privilegia el capital (dinero, mercado, ganancias económicas…) por sobre lo humano, y su –ahora- modelo neoliberal, que todo lo concibe como un bien de consumo. Por eso el presidente-empresario dijo que la educación es un bien de consumo y no un derecho.
-          Acerca de lo que ellos – el gobierno, con el amparo de la Constitución que ellos mismos hicieron para la protección de sus intereses – llaman interés nacional. Otros le llaman bien común.

En mi opinión “interés nacional” y “bien común” no significan lo mismo. El interés nacional lo define el Estado, sin consultar a la ciudadanía. El bien común supone discusión o negociación de la ciudadanía con sus gobernantes; pero, en Chile el gobierno ha demostrado ser deshonesto al momento de negociar, al intervenir el entorno en que se desarrolla la discusión (cuando la hay). En otras palabras, los gobiernos han sido históricamente poco o nada de asertivos porque nos enfrentan de modo deshonesto, indirecto, inapropiado, descalificador y agresivo.
-          Que no existía (en ese momento) reconocimiento de nuestra existencia como pueblo. En realidad, el mencionado Decreto Ley proponía originalmente dejar de considerar indígenas las tierras divididas y también a sus habitantes, una vez finalizado el trámite. Es decir, el Decreto Ley pretendía poner fin legalmente a la existencia del pueblo mapuche.
-          Que la autonomía es un principio reconocido en todos los discursos; pero que en la práctica es negada, declarada no deseable por la clase gobernante, a través del Estado, pues consideran que su desarrollo amenaza su privilegio de hacer y deshacer en ausencia de toda crítica, gracias a la formación de ciudadanos/as ignorantes, apenas alfabetizados.
[5] Gases de efecto invernadero: son aquellos provenientes de diferentes actividades humanas y que al ser liberados a la atmósfera, se acumulan allí, sobrepasando la capacidad que la naturaleza tiene de reciclarlos, constituyéndose en contaminantes. En esta condición, se transforman en una especie de techo de invernadero (pero, invisible) que impide que el calor aportado por la radiación solar y que llega a la superficie terrestre, se disipe hacia zonas lejanas. De ese modo, provoca un efecto de calentamiento, modificando las condiciones climáticas imperantes, afectando la vida de toda forma biológica.

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