En El
Ciudadano 113 (www.elciudadano.cl), correspondiente a la primera quincena de noviembre de 2011,
aparece una carta titulada “Una democracia como la argentina”, y más al
interior la noticia breve que dice que la actual presidenta fue reelegida con
el 54% de los votos, el mayor respaldo ciudadano a un candidato desde la caída
de la dictadura en 1983.
La
carta al director indica que Bachelet, expresidenta de Chile, habría
manifestado la debilidad institucional de la Argentina, la falta de una
democracia robusta en ese país y la inestabilidad de la presidenta. El lector
que envía la carta dice por su parte, que ya se quisiera Chile una democracia
como aquella, una presidenta como Cristina en lugar de doña Michelle y no una
institución como el binominalismo.
Por mi
parte, no soy experto en asuntos políticos, ni interiores ni exteriores; pero,
estos comentarios me han llamado mucho la atención frente a otra noticia que
escuché a través del programa radial Wiñoy ta iñ xekan, o mejor dicho un
comentario emitido allí en la edición del 26 de octubre recién pasado. Este
programa radial es realizado por el colectivo “Comunicación
Mapuche”, y sale al aire una vez por semana, a través de Radio El Arka, allá en el Puelmapu.
Dice el
conductor del programa:
“El 20
de mayo del año 2010, quedará marcado en la memoria de miles de indígenas que
viven en Argentina, cuando después de ocho días de marcha, los pueblos
originarios de diferentes lugares llegaron a la capital argentina, para
demandar la creación de un Estado plurinacional, y donde fueron recibidos en la
Casa de Gobierno por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Imagen: www.infobae.com
“El
periodista Darío Aranda relata que ahora se conoce el audio donde la primera
mandataria les habría dicho que el Gobierno necesita el petróleo y que será
prioridad frente a reclamos de las comunidades. Durante el evento, la
presidenta les habría reprochado que deberían ser inteligentes, sensatos y no
oponerse al progreso. En tanto, Paz Argentina Quiroga, (una lamgen), le
respondió: “Somos inteligentes. Somos pueblo de lucha”.
Vamos a
compartir las palabras del periodista Darío Aranda.
D.A.: Pareciera que para campesinos y pueblos
indígenas sólo hay políticas contempladas de planes sociales. No se los toma
como sujetos productivos, como sujetos de políticas productivas y de
desarrollo, sino solamente como planes sociales. En mayo del año pasado, cuando
fue la Marcha Bicentenario de los pueblos indígenas, tres días antes del
bicentenario del 25 de mayo, la presidenta recibió en Casa de Gobierno a veinte
dirigentes indígenas. Fue una marcha histórica. Nunca antes los pueblos
indígenas habían llegado con masividad a Buenos Aires, y también fue histórico
que los reciba un presidente a los pueblos indígenas. Yo había publicado en su
momento que la presidenta les había explicitado en una sinceridad – para mí –
muy bienvenida; pues, la verdad, no hubo un doble discurso. Fue muy sincera.
Ella dijo en un momento que si había petróleo en una comunidad, esa comunidad
iba a ser desalojada, pues el petróleo se iba a extraer. Eso, obviamente, dio
de lleno contra las aspiraciones de los pueblos indígenas que esperaban otro
tipo de decisión. Y la verdad es que yo por esa frase, al difundir, al escribir
esa noticia, fui bastante cuestionado por algunos compañeros, sobre todo – que
lo que más duele muchas veces – que militan o que participan activamente en el
actual Gobierno.
La que plantea el tema de las petroleras en
zonas indígenas es Milagro Salas, de la Tupac Amaru, de Jujuy. Nadie podrá
decir que Milagro Salas es antigremialista, o es gorila o es destituyente.
(Ella) le plantea este problema a la presidenta, y la presidenta le responde a
Milagro Salas que el Gobierno necesita el petróleo, que si el petróleo no lo
saca, va a haber que importarlo, que va a ser menos dinero para planes sociales
o para hospitales o para educación, y en todo caso a ese contingente de
compañeros, - así llama “contingente de compañeros” a los pueblos indígenas –
se le iba a buscar un lugar similar. Pero no sólo eso, y creo que no es lo más
grave de esa reunión, sino que la presidenta en nueve oportunidades llama a los
pueblos indígenas a ser inteligentes y aceptar el cambio y el progreso, y
también menciona las palabras de que sean realistas y sean sensatos. Ese
término de que sean inteligentes fue lo que más molestó a muchos referentes
indígenas de larga trayectoria, y la que les respondió rápidamente, que estaba
fuera de lo planificado por los pueblos indígenas, fue una referente de San Juan, Paz Argentina Quiroga, y es muy
contundente. En cara a cara le plantea. Le dice, le voy a responder en la cara
y mirándole a los ojos: “Nosotros somos inteligentes. Somos pueblo de lucha.
Somos pueblo de resistencia. Hemos resistido cinco siglos. El problema que
tenemos es que tenemos los territorios avasallados por las transnacionales”. Le
plantea eso. Le plantea que no tienen agua y le plantean que no es un problema
de discriminación, porque la presidenta en su alocución plantea que hay muchos
sectores discriminados como las minorías sexuales, como las cuestiones de
género. Lo equipara a este tipo… Lo que le plantea Paz Argentina Quiroga es que
no es un problema de discriminación, sino que una deuda histórica del Estado
argentino en sus doscientos años cumplir con los pueblos indígenas y sobre todo
hacer cumplir la ley.
Termina de la peor forma esa reunión. La
respuesta de la presidenta es de la peor manera, creo yo. Le dice, que cuando
le planteó si ha leído el pliego de pedidos que eran cuatro ejes concretos:
territorio, reparación económica, reparación cultural, reparación histórica; la
presidenta le dice en estos términos – no sé si ustedes se enteraron – “Yo
acabo de llegar de Europa de una reunión, y hoy en día tengo muchas reuniones.
Atenderemos sus pedidos después con la ministra ……………..”.
Pero en el peor de los casos lo que plantea
es que – reafirmando el tema de la prioridad del petróleo, como un ejemplo de
la industria extractiva que tendrá prioridad sobre los pueblos indígenas – le
plantea que todos hemos sufrido en los últimos treinta años y que sobre todo lo
compara (con el) padecer de los pueblos indígenas. Dice, (la presidenta) que
también ella ha perdido compañeros, como a treinta mil desaparecidos, donde los
pueblos indígenas ahí no han estado. Lo cual es erróneo porque los pueblos
indígenas también tuvieron desaparecidos, y creo que la cuestión no es de
contar quién ha sufrido más…
Y es muy fea una parte en que plantea que hoy
se está mucho mejor que antes, sobre todo que el último Centenario, donde había
estado de sitio, y que hace diez años, donde en Plaza de Mayo en 2001 hubo
mucha represión y no fueron a reprimir a los pueblos indígenas, porque los
pueblos indígenas no estaban ahí. Así lo plantea, en estos términos, no fueron
reprimidos… Me parece que llevar la discusión a esos términos empobrece mucho
el discurso y sí da a entender cuál es la mirada de un gobierno nacional sobre
la realidad de los pueblos indígenas.
Entonces, al escuchar eso, no me es sorpresa
lo que ha sucedido en Formosa y lo que ha sucedido después, lo que ha sucedido
el 11 de octubre pasado, reprimiendo a los pueblos indígenas y priorizando
industrias extractivas por sobre los derechos de pueblos indígenas y
campesinos.
Imagen: Salida de Neuquén a Buenos Aires
Tomada de: http://www.avkinpivkemapu.com.ar
El
comentario del periodista continúa; pero, me parece que con lo expuesto hasta
ahora, podemos concluir que allá, al otro lado de la cordillera, al igual que
acá, el sistema administrativo estatal actúa de igual manera. En Chile, todos
los gobiernos concertacionistas han priorizado el “progreso” por sobre los
derechos de los pueblos originarios. La Central Pangue es un ejemplo. También
considero que los gobernantes, en general, – acá y allá – han mostrado con
nosotros, hacia nuestros representantes una actitud de soberbia plena, propia
de latifundistas. Recuerdo al muy querido presidente de muchos, Ricardo Lagos,
dejando “plantada” a una multitud que se había reunido en el sector costero,
aduciendo que él se entrevistaría con los mapuche cuando lo decidiera, o mejor
dicho cuando quisiera. Ese día sentí el golpe bajo de la discriminación
racista; sentí que nos decía “ustedes, indios de carajo, no se saldrán con la
suya. Fue esa actitud la misma que observo del actual gobierno hacia el
movimiento estudiantil.
Puede
que en Argentina existan algunas condiciones que hacen más llevadera la
existencia de los ciudadanos, que entregan más oportunidades de vivir
dignamente o al menos que aproximan a una vida más digna, comparadas con las
que se nos ofrece a este lado de la cordillera. Se sabe por ejemplo, que muchos
chilenos/as viajan a estudiar allá porque acá es imposible hacerlo. Bien,
reconozcámoslo y celebremos que así sea; pero, no por eso digamos que ojalá en
Chile hubiera una Cristina. En lo que a mí respecta, preferiría un/a
mandatario/a que no nos enfrentara con la soberbia colonialista que caracteriza
a los gobernantes, a la clase política, sea gobierno o no. Preferiría un
gobernante que nos reconociera en la oportunidad que ofrecemos desde nuestra
historia.
Lo que
ocurre es simple, no somos funcionales a un sistema depredador como el que
impera, sino que somos sus enemigos; somos aquellos que, con nuestra sola
existencia, ponemos en peligro el interés de la clase gobernante y el de sus
aliados, desde siempre. Si vamos a conversar, hagámoslo desde la verdad
histórica.