domingo, 15 de julio de 2012

LINA ZERON

Lina Zerón es una escritora mexicana. Escribe poemas y cuentos. La descubrí casualmente hace unos años recorriendo internet. (Tiene página web). Les entrego aquí unos relatos breves, para que empiecen a conocerla y se entusiasmen con ella.
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SINÓNIMOS


HOGAR: Busqué la palabra hogar en el diccionario, la enciclopedia y en los buscadores de internet y no hay ninguna definición concreta ni adecuada ni totalmente acertada de la palabra hogar, esa fue la explicación que di a la psicóloga de la escuela que me había mandado llamar para enterarse sobre la salud familiar:

-         ¿Su hijo sufre algún tipo de violencia en casa? ¿cómo se lleva usted con su esposo?

Mi cara de absoluta sorpresa no sabía el porqué de esta clase de preguntas.

-         Ayer hicimos una evaluación a los niños y su hijo me inquietó a tal grado con su contundente respuesta que decidí citarla hoy para hablar sobre él.

Abrió ante mi un fajo de hojas de cuadrícula grande donde se preguntaban algunos sinónimos y en del “hogar”, mi hijo había escrito “Hundirse”, razón para que la orientadora del colegio estuviera a punto de enviarnos a terapia a mi esposo y a mi. Pedí que llamaran al niño y cuando entró en el salón, lo primero que le dije fue: “mi amor, cuál es el sinónimo de hogar”, a lo que  el que pequeño respondió, “hundirse”. –“y porqué crees eso?”, a lo que dijo enfático. “Cuando te hogas, te hundes”.

Una semana después la maestra Lulú estaba tomando un curso de lenguaje para niños de 7 años.


MENTALIDAD ADULTA

En esa familia tan católica no era posible comenzar a comer los domingos, sin antes dar gracias a Dios por los alimentos recibidos y pedir perdón por los pecados. Todos en voz alta. Ese día, el abuelo tomó la palabra, dio gracias al señor y pidió perdón por haber mentido al médico sobre la gran cantidad de azúcar que había consumido en la semana. Le siguió su esposa quien después de agradecer los alimentos y con lágrimas en los ojos pidió perdón por haberse ocultado al ver a su vecina acercarse a casa; un miembro tras otro de la familia siguieron la tradición hasta llegar el turno de la hija menor, quien dijo: “Gracias por la comida y perdón por haber cometido pecado ayer con mi novio sobre ésta mesa”. Al otro día se encontraba en la sala del ginecólogo para una exploración, sin comprender qué tenía que ver el médico con haber tomado una copa de ron y fumado un cigarro.

REFLEXIÓN  PRIMARIA

“Oye Papá, no hubiera sido mejor que naciéramos antes de Cristo, cuando los hombres podían vivir más de 300 años sin medicinas, pastillas, inyecciones ni vacunas?”, preguntó el niño a su padre al salir del consultorio del pediatra.


En: Zeron, Lina. Mini-crónicas de Liston y otros cuentos. 1ª Edición. Lima, 2007.

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