viernes, 30 de diciembre de 2011

TESTIMONIO DE CRISTIAN CAYUPAN Y LEONARDO QUIJON

Como les compartí hace unas semanas, asistí a un seminario sobre violencia institucional hacia los niños y jóvenes mapuche. En esta oportunidad, entrego el testimonio de dos jóvenes que fueron hecho presos siendo aún menores de edad. Espero, que les lleve a reflexión, a comentar y a asumir acciones en el futuro.

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Cristian Cayupan.
Comunidad Mateo Ñirripil Autónoma.

Mari mari kom pu ce. Mi nombre es Cristian Alexis Cayupan Morales. Soy de la comunidad Mateo Ñirripil Autónoma, de Los Mucos, de la comuna de Lautaro. Fui uno de los primeros presos políticos menores de edad, al cual se le aplicó la Ley Antiterrorista. Mi detención fue el 27 de noviembre del 2009. Me detuvo personal de la PDI y me trataron como a un delincuente o un terrorista como ellos lo llaman. Me interrogaron a través de golpes, insultos. Tortura, mejor dicho. Me detuvieron y al otro día pasamos a audiencia con un primo que ese día cayó conmigo: Angel Reyes Cayuman.

Fuimos trasladados a la cárcel de Temuco, en la que estuvimos cuatro días incomunicados. Después de eso se nos hizo otra audiencia y nos dieron dos meses de investigación; pero, esta vez a mí me enviaron de vuelta a la cárcel de Cholchol, del SENAME, la cárcel de menores de edad. Ahí estuve un año y dos meses. Durante ese tiempo pasaron muchas cosas. Se hizo una huelga que levantaron otros peñi de distintas cárceles, de distintas comunidades. También sufrí la pérdida de mi padre, por un cáncer terminal. Durante ese tiempo me habían dado la libertad; pero, duró tres horas. Luego de tres horas, llamaron y dieron una orden de detención nuevamente y que tenía que volver a la cárcel. Tuve que volver para allá, para no ver a los carabineros de nuevo en mi casa, en mi comunidad, (aunque) yo tenía un dolor grande, que era la pérdida de mi padre.

Todo esto: el encarcelamiento, la tortura, represión no sólo es mía, sino que (afecta) a todas las personas de mi comunidad, (ya) que a fines de 2008[1] decidimos movilizarnos y empezar un proceso de recuperación de tierras. Ahí empezamos a sufrir la represión del gobierno en carne propia. Allanamiento a las cinco de la mañana, en la noche, en el día; hostigamiento policial; maltrato hacia nuestras mujeres; baleo hacia nuestros niños, hacia nuestros peñi; encarcelamiento que sufrimos nuestra familia, nuestros hermanos, (ya) que fuimos siete presos en esa  comunidad. Todo eso pasó por movilizarnos. Eso fue porque todo lo que el rico tiene, lo robó a nosotros, a nuestros antepasados. Nosotros vivimos hoy en pobreza, como todas las comunidades – creo yo – en esta Región. El Estado, el gobierno nos obliga a luchar, nos obliga a levantarnos.

Créame peñi que siempre a va ser así, mientras haya pobreza, mientras haya muchos ricos que se apoderaron de nuestras tierras (y) que sólo piensan en su riqueza, de la mano del gobierno y que no piensa en la gente pobre, que nosotros sólo queremos vivir en paz, sin hacerle daño a nadie. Ellos son los que nos dañan a nosotros.

Yo nunca he ido a la ciudad a molestar a ningún wigka, ni tampoco fui a La Moneda a molestar al presidente; pero ellos sí tienen el derecho de llegar a nuestras comunidades, de mandarnos y de tratarnos como esclavos. Así también con la prensa que durante estos días se ha llenado la boca diciendo que somos terroristas, que dice que no le tiembla la mano a un peñi al dispararle a un carabinero. Yo me pregunto si al señor Walter Ramírez – el asesino – le tembló la mano cuando mató al peñi Matías Catrileo, o (si) le tiemblan las manos a esos pacos cuando le disparan a nuestros niños, a nuestras mujeres. Yo creo que no.

Hoy me invitaron para dar mi testimonio. Sería hermoso pensar que con decir sólo esto, va a cambiar todo; pero, sé que cuando salga de aquí, cuando tome el bus de vuelta a mi comunidad todo va a seguir igual. Vamos a seguir viendo pacos, vamos a seguir viendo allanamientos, baleo: reprimidos como siempre. Pero, eso no nos hace bajar los brazos. Estamos dispuestos a seguir luchando, porque (ni) las cárceles, ni las balas, van a impedir que nosotros nos levantemos. Somos mapuche, somos un pueblo oprimido y sé que hay muchos peñi dispuestos a seguir luchando y a dar la vida por ello.

Caltu may pu peñi, pu lamgen.


[1] En ese momento gobernaba el país Michelle Bachelet.

Leonardo Quijón
Comunidad Chequenco

Mari mari pu ce. Vengo en representación de mi comunidad, de Chekenko. Yo soy el segundo preso mapuche menor de edad. Caí junto con[1] mi peñi Cristian Cayupan. Todo ese proceso de encarcelamiento, de detención fue harto fuerte.

No sé si todos saben que fui herido por carabineros, me botaron parte de la pantorrilla, la mitad. Según ellos, yo fui el autor de dos quemas de camiones, en la zona de Angol; o sea ellos dijeron que yo era, que tenían pruebas, que había testigos. Testigos sin rostro, que por eso he estado preso, con puras mentiras, montaje del Estado chileno.

Este peñi estuvo herido, sin atención médica, por temor a ser apresado. Posteriormente, su familia lo trasladó a santiago y allá se supo de su situación, a través de los medios de comunicación.

Me detuvieron allá en Santiago. Después me trajeron en avioneta para Angol. Allá en Santiago me pasaron a control de detención. Antes, los de la PDI me dijeron tenís que decir esto y esto, si no te vamos a pudrir en la cárcel, te vamos a dar veinte años o más, o si no te vamos a mandar a pegar adentro. Péguenme, les dije yo. Total con todo el daño que le han hecho a la comunidad, con todos los allanamientos, maltrato psicológico a los niños (y a) nuestras lamgen ancianas…

Escogen lo que se ve en televisión. Claro, muestran un moretón; pero, eso no es todo. (...) A los niñitos los tiran como cualquier… parecieran un perro. Llegan y los tiran, y chocan en cualquier parte, en los palos, se pegan. Y ¿quién ve eso? Nadie. Solamente lo ve uno. La televisión a veces va y ve; pero, no muestra. Muestran lo que es necesario, porque como están coludidos con los de la policía, con la Fiscalía, muestran lo que tiene (efecto) pa ellos, no más; pal Estado chileno. Siempre lo quieren desarmar a uno.

Tuve dos juicios. El primero lo gané el 15 de junio de 2010, porque me tuvieron siete meses, más o menos. Estuve en Cholchol. Entonces, con mi peñi Cayupan, adentro nos decían… los gendarmes nos pegaban, nos decían estos indios c… y tanto, los garabatos; no hay que pasarles fuego, porque estos weones van a quemarnos el (local) de Cholchol. Y yo me reía, porque cómo lo íbamos a quemar si es todo de cemento…

Bueno, en el juicio gané y después el Fiscal apeló. Vino a la Corte de Temuco. Según era un peligro para la sociedad. Cojeando y todo; pero, era un peligro (para él). Y que yo andaba en reuniones y que andaba con la escopeta cruzada, dos pistolas en la mano. El mismo juez dijo “Es tan chiquitito y parece Rambo, ya”. Me ponía armamento por todos lados.

Después hubo otro juicio, donde él conmigo cambió el testimonio, su declaración con su testigo que tenía, que según yo andaba con vestimenta de mimetizada, de milico… Cuando en la declaración anterior de los testigos de él, decían que ellos vieron con armamento de policía, al que quemaron los camiones.

Después de eso, siguió la persecución, allanamientos, torturas. No sólo a mí, (sino) a mis primos, a mis sobrinas. (A una) primita chica que estaba con tratamiento… le quitaron los remedios y si no le daba remedio no podía… Después denunciamos eso y dijeron que no, que ellos no habían robado eso. Sacaron los remedios y dejaron lo que no les servía…

Pasó eso y siguen ahora los allanamientos. No sé si se enteraron del conflicto que hay ahora en la comunidad, donde Carabineros pasa todos los días haciendo allanamiento, pasa con camioneta por la calle. O sea, nadie puede acercarse a la calle, porque si uno anda en la calle le disparan al tiro. Andan con la escopeta arriba, apuntando, amenazando. Si uno anda al lado, va en bicicleta por el camino, llegan y te pasan a buscar, te insultan, te dicen hediondo, indio “tanto y tanto”… La represión que hay ahora es fuerte, como lo dicen mis peñi aquí.



[1] Quiere decir en la misma fecha.


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