sábado, 14 de mayo de 2011

PRESENTACIÓN DE LIBRO "TIERRA E HISTORIA"


Imagen: Portada (detalle)
Fotografía: Erwin Quintupill. Cunco, mayo 2011


Fui invitado a la ceremonia de presentación del libro “Tierra e Historia. Estudios y controversias acerca de la historia del Pueblo Mapuche en Chile, 1950-2010”, del profesor Pedro Canales. La invitación fue para referirme a la obra. Pedro me hizo llegar un ejemplar y me pidió que estuviera allí. El libro tiene un total de 315 páginas, partiendo por un prólogo escrito por el historiador José Bengoa y una presentación del autor. A continuación viene el cuerpo del libro propiamente tal que consta de:

- Introducción
- Capítulo 1: Años de Controversia o el ingreso a la Modernidad.
- Capítulo 2: Entre fronteras: pax mitológica, nueva guerra.
- Capítulo 3: Otras miradas: de relaciones fronterizas a relaciones.
- Capítulo 4: La Hora Nütram, la hora mapuche.
- Capítulo 5: Primera década: revisión, denuncia y criminalización del movimiento mapuche.
- Conclusiones.
- Fuentes de estudio y bibliografía general.

El libro fue financiado por el Consejo Nacional de la Cultura y de Las Artes y editado por la Editorial Universidad de La Serena, en diciembre de 2010.

Como presentadora de los presentadores (¿cómo debería decirse?) estuvo la profesora Sara Carrasco Chicahual, del Archivo Regional de la Araucanía. Intervinieron, refiriéndose al libro y/o al autor el profesor Iván Inostroza, historiador que trabaja en el Archivo Regional de la Araucanía; Juan Ñanculef, actualmente director de cultura (CONADI); el autor del libro Pedro Canales, profesor de Historia y Geografía (Universidad de Santiago de Chile, magister en Ciencias Sociales Aplicadas (Universidad de la Frontera, Temuco), doctor en Procesos Sociales y Políticos en América Latina (Universidad ARCIS, Santiago); y yo. El acto se desarrolló en dependencias del Museo Regiona de la Araucanía.

Mi intervención se transcribe a continuación:



Lo primero que les quiero decir es que a mí me causa bastante confusión el estar acá. No es lo primero que siento, sino que lo primero que siento es gratitud por la invitación, porque no me desempeño en el ámbito de la historia. Soy profesor de biología y química, desde el año 82, y después profesor de educación básica y licenciado en educación. Y es lo que me aproximó a Pedro, porque - por ahí - nos conocimos realizando clases en la educación de adultos, en horario nocturno. Pero, me invitó básicamente porque me dedico a la poesía desde hace ya bastantes años. Allá por el 86 tuve el acierto de enviar un trabajo (a un concurso), y fue eso lo que me convenció de que la poesía era un espacio saludable, en el que yo podría contribuir a generar o a ampliar un espacio de conversación, que es un tema que también plantea Pedro en este libro. No es una cuestión que a nosotros se nos haya ocurrido, sino que nosotros lo descubrimos en el camino y nos dimos cuenta que otros ya lo habían planteado; pero, hemos querido contribuir – precisamente – a ello.

Me voy a referir principalmente a partir de las “consideraciones finales” (p 286 en adelante), porque – como les dije – la historia no es mi especialidad.

Dice allí, “…los procesos generadores de conocimiento histórico en Chile, (…), contienen en su interior fuertes componentes y aditivos que generan polémica, disputa y lucha por controlar la discusión experta acerca de los Mapuche.” (p 286)

Mientras leía esto me puse a pensar, a reflexionar una vez más, lo que muchas veces he pensado y que - de algún modo u otro - también he dado a saber en mi poesía: que este hecho ha tenido consecuencias en mí. Recordé las preguntas que me hacía en la infancia, de cuando ingresé al sistema educacional chileno formal y me encuentro con lo que la historia oficial me entregaba, y me preguntaba - en esa pequeñez mía y sin mayor capacidad de argumentar en contra - ¿será verdad lo que el libro me presenta?, porque yo tenía mi experiencia breve, chiquita, de convivencia con mi grupo familiar y de alguna manera, también con el resto del lof, de la comunidad; pero, en fin, algo no me cuadraba.

Más adelante dice, “…resulta fuertemente peligroso para el ordenamiento institucional y el estado de derecho, incorporar en la narración de la “historia nacional” los aportes de la memoria histórica popular” (p 287)

Tomé ese fragmento porque me resulta un aporte bellísimo en lo que yo hago, o creo que para el conjunto de nosotros, los mapuche en particular, porque hay una valoración de la memoria como el centro de la existencia. Me digo que una versión de la historia construida desde el olvido – mediante imposición – o la contramemoria, corre el riesgo de – tarde o temprano – provocar movimientos sociales, del mismo modo que las aguas buscan un cauce nuevo cuando el habitat en que viven ha sufrido cambios.

Ustedes saben que para el mundo mapuche todas las cosas tienen su espacio, tienen su casa; así, el agua y la memoria, también.

“El Estado habitualmente – dice en otro momento – ha hecho esto. En el fondo, no da pie para que “otro” que no sea él, pueda escribir sus experiencias de vida y el valor que a ellas le entrega. “Cautiva” a las ciencias sociales.” (p 287)

En otro ámbito, en lo educacional específicamente – en algún momento – descubrí, lo que otros ya habían descubierto, que el curriculum no es inocente. Cuestión de la que ya me había dado cuenta cuando era chiquito; pero, entonces no tenía la claridad al respecto(1). En él (en el curriculum) yace la intención clara de producir un determinado tipo de ciudadano, aunque la declaración de principios diga lo contrario. (Los que somos profesores sabemos perfectamente bien el discurso de la Reforma. Este bellísimo discurso que pretende hacer ciudadanos de excelencia, pero que en la realidad produce ciudadanos dependientes de la opinión oficializada por el Estado). Actualmente, producimos - en serie - ciudadanos no autónomos. Lo que es peor, estos ciudadanos, temen a la autonomía.

En mi opinión, esto también explica la opinión que los medios oficiales o el Estado se empeña en mantener… como los mapuche ya fuimos asimilados – “somos todos chilenos”, se escucha decir desde diferentes rincones – no se puede aceptar la idea que presentemos características de individuos capaces de tomar decisiones… “los mapuche no pueden ser autónomos, los mapuche deben estar siendo manipulados, no son competentes, no tienen habilidades, son pobres… ¡Qué van a tener!”.

(En 1992, en el contexto de las manifestaciones contrarias a la celebración del 5º centenario, fui detenido por carabineros, en Concepción. Un carabinero joven y de bigotes – ya en el interior del recinto policial – me increpó duramente y desfigurando su rostro. Me dijo: ¡ustedes no tienen historia, no tienen cultura, no tienen nada! ¡No tienen por qué andar protestando! ¡Activista!).

Canales, se hace parte de la corriente que reivindica el valor de la memoria, como herramienta que permite construir y reconstruir el fenómeno humano que llamamos historia. En mapuzugun se expresa en el zugun, es la conversación de asuntos antiguos, medianamente antiguos, recientes, etc. Y a través de estos, el hombre y la mujer pueden instalarse en el colectivo.

“…la historia oral – por citar un caso emblemático – resulta ser, hoy por hoy, uno de los símbolos de nuevas formas de concebir el trabajo del historiador…” (p 288)

Dicho así, suena potente. Y pensar que hay algunos que se preguntan ¿qué puede aportar lo mapuche a la chilenidad? Pues, la memoria; la capacidad de mantener la memoria que tanta falta le hace al chileno común (porque se la han estado quitando), entre otras cosas.

Finalizo esta intervención citando un fragmento de uno de mis poemas ELLA, EN LOS OTROS, del libro – inédito – AL OTRO LADO DEL MAR, acerca de la Muerte:

Les falta una mirada, un ojo
el otro, aquel que mira diferente
el que puede ver los movimientos del espíritu.

Con el único ojo que les queda sólo pueden ver su propio rostro
nunca el de los demás.

Así van
pequeño
las otras gentes
los pálidos de espíritu.


Y citando a Canales que dice: “los aportes de la teoría del control cultural (…) han sido preferentemente enajenadores del patrimonio histórico mapuche, además de apropiarse la facultad de escribir la historia de este pueblo…” (p 289)

(1) Para los que no trabajan en pedagogía, el curriculum tiene que ver con ese montón de contenidos que nos meten, que nos colocan al frente, que el profesor planifica y expone frente a sus alumnos, dejando un montón de asuntos de suma importancia que - sin lugar a dudas - nos hacen falta para construir un proyecto de vida.

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