martes, 22 de marzo de 2011

MÁS SOBRE NGUENECHEN 2


El siguiente extracto que les comparto fue tomado de Araucania i sus habitantes. Recuerdos de un viaje hecho en las provincias meridionales de Chile, en los meses de enero i febrero de 1845, escrito por Ignacio Domeyko y publicado en Santiago en el año 1846. Domeyko era en ese entonces “miembro de la Universidad de Chile” y “profesor del colejio de Coquimbo”. El texto consta de tres partes: la primera se aboca a describir la geografía del territorio ocupado por nuestros antepasados (“Situación física y naturaleza del país ocupado por los araucanos”); la segunda, a describir parte de nuestras costumbres (“Estado moral en que se hallan actualmente los indios araucanos, usos i costumbres”); y la tercera, a exponer un plan de ocupación de nuestro territorio y sus razones (“Causas que se oponen a la civilización de los indios araucanos, i medios que parecen ser más oportunos para la reducción de ellos”). Cito estos detalles para interesar a los lectores de este blog – particularmente a los jóvenes mapuche – a hurgar en estos documentos, pues en ellos podemos encontrar algunos elementos que explican nuestra actual situación. Pueden buscarlo en Internet o pedírmelo directamente.

Más adelante compartiré lo relacionado a la tercera parte del texto que presento, como también uno de Benjamín Vicuña Mackenna (1868) y otro de Cornelio Saavedra (1861). Por ahora, continuaré aportando lo referido al ámbito espiritual.

Finalmente, para Domeyko los antecedentes con que cuenta, a la fecha en que escribe, no le permiten deducir que los mapuche poseamos alguna divinidad o ser supremo.
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IGNACIO DOMEYKO: ARAUCANIA I SUS HABITANTES

No es por cierto fácil escribir sobre la moral de un pueblo, sin haber vivido con él i tomado parte en su buena i su mala suerte. No quisiera yo en esto entrar en la senda de aquellos escritores ambulantes, que al primer encuentro con un hombre tienen ya pronta una disertacion larga sobre su corazon i alma. Debe haber sobre todo mayor dificultad i escrúpulo de conciencia para un escritor, en cuanto a que para penetrar en el foco de la vida moral e intelectual de un pueblo, es preciso principiar por iniciarse en el secreto de sus creencias i supersticiones: fuente comun de que dimanan el carácter i la conducta moral del hombre.

A este respecto, cosas tan oscuras i contradictorias se han dicho sobre los Araucanos, ideas tan confusas e inciertas he oido emitir a los mismos misioneros que habian vivido entre ellos, que, segun mi concepto, nada se sabe de cierto i de seguro sobre la verdadera relijion que profesan.

Lo único que se sabe es, que carecen enteramente de culto, i por consiguiente de sacerdotes, de templos, de ídolos i de ceremonias relijiosas. Esta falta sin duda dió motivo a Ercilla para considerar a los Araucanos como

“Jente sin Dios, ni lei, aunque respeta
Aquel que fué del cielo derribado.”

Mas justo i profundo en sus investigaciones Molina, dice: “que ellos reconocen un Ente Supremo, autor de todas las cosas, al que dan el nombre de Pillan, que quiere decir espíritu por excelencia”- “que a mas de esto, creen en dioses subalternos, entre los cuales ocupa el primer lugar Cuecubú, ente maligno, autor de todos los males i de todas las desgracias”- “que a estos dioses no prestan ningun culto exterior, pero que creen en la inmortalidad del alma” etc.

En: Domeyko, Ignacio. Araucanía i sus habitantes. Imprenta Chilena. Santiago, 1846, p 38-39.

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